ELISKA

Leo Zuckwermann
(Foto tomada de Excélsior)
Oaxaca de Juárez.
-Juegos de Poder.
Su capital fue cruelmente secuestrada por grupos radicales.

Un estado de por sí subdesarrollado que lleva muchos años de malos gobiernos. Su capital fue cruelmente secuestrada por grupos radicales.

Oaxaca es una de mis ciudades favoritas de México.
No la había visitado desde que fue secuestrada por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006.
Me pareció una buena idea regresar para pasar las vacaciones de Semana Santa con mi familia.
Por desgracia me encontré una ciudad que no se ha recuperado.
Vi la capital de un estado donde es evidente el desgobierno.

La falta de orden y servicios públicos es evidente.
Oaxaca está llena de grafitis por todos lados.
No sólo en el bellísimo centro histórico, sino en toda su periferia.
Las calles están sucias.
La basura se apila en las esquinas.
El agua potable escasea lo cual es evidente por la gran cantidad de pipas que descargan este líquido en casas, hoteles y restaurantes.
Por las calles circulan miles de taxis que se pelean a los clientes.
Me atrevería a apostar que hay más coches de alquiler en Oaxaca que en Nueva York.
Por su parte, los camiones del servicio público están destartalados y contaminan una barbaridad.
A este escenario hay que agregar la endémica pobreza oaxaqueña y sus cientos de pordioseros que pululan por las calles.
El corazón se cae cada cien metros.
Las vías más cercanas al mercado central parecen salidas de las escenas de la película Quisiera ser millonario filmada en Mumbai.

Como siempre, comimos delicioso en una fondita del mercado Veinte de Noviembre.
Luego fuimos a comprar quesillo (como ahí le dicen al queso Oaxaca) y tlayudas para llevar a México.
Fue entonces cuando fuimos víctimas de un asalto.
No doy detalles porque no me gusta ventilar mis asuntos personales en mi columna.
Sólo vale la pena decir que sospechamos que la policía estaba involucrada con el grupo de asaltantes.
En lugar de tratar de resolver el robo, en todo momento quisieron distraernos para ganar tiempo y que los asaltantes pudieran ordeñar las tarjetas de crédito que nos robaron.

Huelga decir que esta experiencia nos dejó un pésimo sabor de boca.
Pero un día después nos sentimos afortunados porque nosotros, aunque robados, estábamos vivos para contarlo. A la mañana siguiente del asalto nos enteramos del cruel asesinato de Beatriz López Leyva en el valiente periódico Noticias.
En la primera plana aparecía una foto espeluznante.
La ex dirigente del PRD en San Pedro Jicayán, que se encuentra en la costa oaxaqueña, se encontraba tirada en el piso, desangrada, víctima de los balazos que recibió a quemarropa.
López Leyva, colaboradora del senador Gabino Cué, activista del “gobierno legítimo” de López Obrador, ya había sufrido otro atentado que había librado. En ese entonces responsabilizó a caciques priistas locales.
La señora era una activista social aguerrida.
Protestaba por presuntos desvíos de recursos en su municipio.
Se oponía a la construcción de una gasolinera en terrenos ejidales que había autorizado el alcalde priista.
Evidentemente a alguien le molestaban sus reclamos. Y, aplicando la ley de la selva, se les hizo fácil matarla a balazos.

Unos días después, cuando salíamos de Oaxaca, vimos la caravana del gobernador Ulises Ruiz en la carretera.
Camionetas blindadas y guardaespaldas con armas de alto calibre.
Un gobernante que viaja como si lo estuvieran persiguiendo para matarlo.
Otro signo más de la inseguridad que se vive en aquella entidad.

Por todas estas razones, me entristeció regresar a Oaxaca.
“Pobre Oaxaca”, pensé.
Un estado de por sí subdesarrollado que lleva muchos años de malos gobiernos. Su capital fue cruelmente secuestrada por grupos radicales.
La economía se paralizó un año. La dueña de un restaurante y hotel en el zócalo me contó cómo dejaron su propiedad hecha pedazos.
Le costó treinta millones de pesos reconstruir su negocio.
Todavía no recupera las pérdidas porque el turismo no ha regresado como antes a la capital oaxaqueña.

El gobernador Ulises Ruiz gasta mucho dinero en los medios nacionales tratando de promover la idea de que Oaxaca está recobrada y que vale la pena visitarla.
Pero la verdad es que Oaxaca está lejos de recuperarse por el desgobierno que existe en la entidad. Por todos lados es palpable.
Pobreza, desorden, inseguridad, escasez y suciedad.
Pero eso sí, a la hora de votar, el PRI arrasa y se lleva carro completo.
¿Cómo se explica esto?
¿Dónde está la sociedad oaxaqueña?
¿No se dan cuenta del deterioro y el atraso?
¿No quieren salvar a su estado?
¿Acaso se merecen el desgobierno de Ulises Ruiz?

Pobre Oaxaca.
nota: ES UNA VERDADERA LASTIMA QUE OTRA GENTE , QUE NO SEA OAXAQUEÑA SE ATREVA A HABLAR , LA VERDAD ES QUE ESTAMOS MUERTOS DE MIEDO , QUE PREFERIMOS HACER COMO SI NADA PASARA , ES LAMENTABLE QUE FINALMENTE TENGA TANTA RAZON ..... ( Y AUN ASI , SIGO MUERTA DE MIEDO ... QUE UN DIA MI VOZ SE APAGUE POR DECIR LA VERDAD DE VEZ EN CUANDO......)